¿Alguna vez reflexionaste sobre cómo tu Vida es una completa Proyección de tus Emociones y Creencias? Reflexiónalo con nosotros…
La psicología define a las emociones como aquellos sentimientos de percepción o alteración de la realidad o de la imaginación.
Estos se expresan físicamente mediante alguna función fisiológica o pulso cardiaco. Y dependen de la manera como cada persona percibe, se impresiona, ve y siente su mundo exterior.
Para ejemplarizar esta hipótesis, recordemos la misma situación que vivieron dos aviadores como resultado del bombardero Enola Gay, el 6 de agosto de 1945.
Esta expulsa a Little Boy, la primera bomba nuclear sobre la ciudad japonesa Hiroshima.
Claude Eatherly y Paul Tibbets al regresar de Japón, son recibidos como héroes de guerra y por tanto, merecedores de una condecoración especial por sus servicios al país.
Sin embargo, sus creencias y emociones los deparan diferentes rumbos.
El primero en un viaje de reconocimiento se siente culpable por la muerte directa de más de 71.000 personas. Se niega a recibir su insignia y se retira del Ejército a los 29 años de edad.
Se siente miserable, sufre de pesadillas alucinando ver los rostros quemados y desfigurados de los cadáveres. La culpa no lo dejaba vivir, no podía dormir ni con somníferos.
El dinero de su pensión enviaba integro a “sus víctimas” con suplicas de perdón. Intento suicidarse varias veces y cometió varios delitos para sanar sus culpas.
Su esposa lo abandonó, sus amigos lo consideraron un cobarde y como corolario, el gobierno realizo una campaña de desprestigio contra él. Muere a los 70 años en un manicomio y yace en una tumba olvidada.
Su compañero Paul Tibbets, acepta honrado su condecoración, continuó con su carrera militar exitosa, se retiró con honores del Ejército.
Siempre durmió tranquilamente, ya que se consideraba que era un héroe que ayudó a salvar muchas vidas de sus compatriotas y contribuyó a finalizar la Segunda Guerra Mundial.
Fundó a su retiro una empresa exitosa de aerotaxis, piloteo jets privados hasta 1987 (42 años después de Hiroshima) y murió feliz en su casa a los 92 años.
Dos seres con la misma profesión y de edades similares, calificados por el Ejército Estadounidense como hombres de honor y con un alto grado de patriotismo, bajo una misma experiencia, perciben, ven y sienten un hecho de diferente manera.
Para el primero fue lo peor que le pudo suceder en su vida y para el otro, fue lo mejor que le pudo ocurrir.
Este relato histórico nos permite reflexionar que nuestros pensamientos, creencias y emociones dominantes y la manera como las percibimos, sentimos e interpretamos moldean nuestra vida y forman parte de nuestra realidad.
El mismo hecho narrado, destruyó la autoestima de uno y fortaleció la del otro. Uno se sentía culpable y bajo sus percepciones de desvalorización, debía ser castigado.
El otro, estaba orgulloso de sí mismo, se sentía un héroe, sentimiento que lo llevó a tener una vida prospera y feliz.
Este ejemplo confirma, que la relación que tenemos con nosotros mismos, cómo nos vemos y sentimos interiormente y cómo nos proyectamos en el exterior, determina el tipo de relación que tendremos con nuestros congéneres.
Nuestras creencias, determinan la manera en que interpretamos el mundo y esta visión y la forma de interpretarla, determina que emociones producimos en el plano biológico.
“Tus creencias no están hechas de realidades. Es tu realidad la que está hecha de creencias”
Richard Bandler
Vivir consciente y superando los miedos,
Yhovana Carrion