Te damos la bienvenida al Día 9 de este Tratamiento Metafísico para la Salud. ¡Deseamos que lo disfrutes a pleno!
Introducción: Decretos y Afirmaciones Positivas
Lee en voz alta, entre 1 a 3 veces por día.
¡Yo (mi nombre y apellido) gozo de Excelente Salud y Soy Feliz!
¡Disfruto de una Salud Perfecta y vivo en constante Bienestar!
¡Creo Paz en mi Espíritu, Claridad en mi Mente y Salud en mi Cuerpo!
¡La Salud Perfecta es el estado natural de mi Ser!
¡Estoy rodeado de personas Saludables y Felices!
¡Estoy Feliz y Sano! ¡Vivo Feliz y plenamente!
¡La Vida sólo me pide Ser Feliz! Por eso…
¡Soy Muy Feliz, Aquí y Ahora!
¡Gracias, gracias, gracias!
Lecturas del Día
En la lectura del Día 9 del Tratamiento Metafísico para la Salud hablaremos de tu mente. ¡Que la disfrutes!
Tu mente es un instrumento
Tú eres mucho más que tu mente. Tal vez ella creas que diriges el espectáculo, pero eso es sólo porque tú la has entrenado para que piense así.
También se puede deshacer ese entrenamiento con el fin de adquirir otro muy distinto. La mente es un instrumento que tienes para usarlo como te plazca.
La forma en que lo usas actualmente no es más que un hábito, y los hábitos —cualquier hábito— se pueden cambiar si nos lo proponemos, e incluso si simplemente sabemos que es posible hacerlo.
Acalla durante un momento el parloteo de la mente y piensa de verdad en este concepto: La mente es un instrumento que tú puedes usar de cualquier manera, como lo desees.
Las ideas que “decides” pensar crean las experiencias que tienes.
Si crees que es arduo y difícil cambiar un hábito o una idea, al decidir pensar así harás que eso sea verdad en tu caso.
Si decides pensar que cada vez es más fácil para ti hacer cambios, el haber elegido ese pensamiento hará que sea cierto.
El control de la mente
Dentro de ti hay un poder y una inteligencia increíbles, que responden constantemente a tus ideas y a tus palabras.
A medida que aprendas a controlar la mente escogiendo conscientemente tus pensamientos, irás ganándote como aliado a ese poder.
No creas que la mente es la que te controla; eres tú quien controla a tu mente. Tú la usas. Tú puedes dejar de tener esas viejas ideas.
Cuando tu pensamiento habitual intente volver, insistiendo en que “es tan difícil cambiar”, asume el control mental. Habla con tu mente; dile: “Ahora opto por creer que cada vez se me va haciendo más fácil cambiar”.
Tal vez tengas que repetir varias veces este diálogo con tu mente para que ella reconozca que el control lo llevas tú, y que lo que tú dices es lo que vale.
Lo único que tú puedes controlar es tu pensamiento presente
Tus pensamientos de antes ya no están; no hay nada que puedes hacer con ellos, como no sea vivir hasta agotar las experiencias que ellos causaron.
Sus pensamientos futuros aún no se han formado, y no sabes cuáles serán.
Tu pensamiento actual, lo que estás pensando en este mismo momento, está totalmente bajo tu control.
Ejemplo
Si durante mucho tiempo has permitido que tu hijo pequeño se quedara despierto hasta que él quisiera, y ahora tomas la decisión de que el niño se acueste todas las noches temprano, ¿qué crees que pasará la primera noche?
El niño se rebelará contra esa nueva regla; es probable que chille y patalee y haga todo lo posible por no irse a la cama.
Si en este momento tú aflojas, el niño ganará, e intentará siempre controlar la situación.
Sin embargo, si tú mantienes tranquilamente tu decisión e insistes con firmeza en que ése es el nuevo horario para acostarse, la rebeldía irá disminuyendo, y en dos o tres noches la nueva rutina habrá quedado establecida.
Lo mismo sucede con tu mente: si dudas, al principio se rebelará. No querrá someterse a un nuevo entrenamiento.
Pero el control lo llevas tú, y si te mantienes firme, en muy poco tiempo la nueva manera de pensar habrá quedado establecida.
Y te sentirás espléndidamente al darte cuenta de que no eres una víctima importante de tus propios pensamientos, sino el amo de tu propia mente.
Ejercicio
Desprenderse
Mientras vas leyendo esto, haz una inspiración profunda y, mientras exhalas, deja que toda la tensión desaparezca de tu cuerpo.
Deja que se relajen el cuero cabelludo, la frente y la cara. La cabeza no necesita estar tensa para que puedas seguir leyendo.
Deja que se relajen la lengua, la garganta y los hombros. Se puede sostener un libro con las manos y los brazos relajados. Hazlo.
Deja que se relajen la espalda, el abdomen y la pelvis. Respira en paz mientras relajas las piernas y los pies.
¿Se ha producido algún cambio importante en tu cuerpo desde que empezaste el párrafo anterior?
Siente hasta qué punto te reprimes. Si lo estás haciendo con el cuerpo, lo estás haciendo con la mente.
En esta posición cómoda y relajada, dite:
“Estoy dispuesto a desprenderme. No me reprimo. Me aflojo. Aflojo toda tensión. Renuncio a todo miedo, a todo enojo. Me libero de toda culpa, de toda tristeza. Renuncio a todas las viejas limitaciones. Me desprendo de todo esto y estoy en paz. Estoy en paz conmigo mismo. Estoy en paz con el proceso de la vida. Estoy a salvo y seguro”.
Practica dos o tres veces este ejercicio. Siente el aflojamiento que implica desprenderse.
Repítelo cada vez que sientas que empiezan a acosarte pensamientos negativos. Se necesita cierta práctica para que la rutina se haga parte de ti.
Cuando uno empieza por ponerse en este estado pacífico y relajado, es más fácil que las afirmaciones “prendan”, porque uno está abierto y receptivo ante ellas.
No hay necesidad de lucha, de ninguna clase de esfuerzo. Simplemente, relájate y piensa en las cosas apropiadas. Sí, es así de fácil.
Cierre: Tratamiento de Sanación Interior
Relee este tratamiento varias veces por día.
En la infinitud de la vida, donde estoy, todo es perfecto, completo y entero.
El cambio es la ley natural de mi vida, y al cambio doy la bienvenida.
Me dispongo a cambiar y decido modificar mi manera de pensar.
Decido cambiar las palabras que uso.
De lo viejo a lo nuevo, avanzo con júbilo y soltura.
Perdonar es, para mí, más fácil de lo que pensaba.
Perdonar hace que me sienta libre y sin cargas.
Con júbilo aprendo a amarme cada vez más.
Cuanto más me libero del resentimiento, tanto más amor tengo para expresar.
El cambio de mis pensamientos hace que me sienta una buena persona.
Estoy aprendiendo a convertir el día de hoy en un placer.
Todo está bien en mi mundo.