Sigue Adelante, ¡Es Posible! Con la Confianza Espiritual, todo es posible. Sigue leyendo estas palabras motivacionales…
Cuantas veces hemos sentido que ya no podemos más. Nos sentimos agobiados, ahogados por el dolor, el miedo, las preocupaciones, la tristeza…
Nos sentimos derrotados y nos parece muy difícil continuar adelante. Sinceramente, creo que no haya alguna persona que en algún momento de su vida no se haya sentido así.
Y esto no tiene nada de malo. No es reprochable, no tenemos porque castigarnos al sentirnos así. Somos seres humanos, individuos cargados con una gran variedad de emociones.
No siempre estaremos llenos de la euforia de la alegría. Lo importante aquí es no dejarnos dominar por esos estados o momentos de desánimo.
Como caer en depresiones prolongadas que nos roben las ganas de seguir, permitir esto si sería una completa locura.
En nosotros tenemos toda la buena voluntad para tener la determinación de levantarnos y proseguir. Pero existe una fuerza que es la que puede impulsarla y no es otra que la Fe y la Confianza.
Y no hablo de la confianza que podamos tener en nosotros. Hablo de esa confianza espiritual, en un Poder Superior a nosotros, como sea que cada uno lo conciba.
Para mí es Dios, Jesucristo. Para ti podría ser Buda, Jehová, Alá, el Universo, el Espíritu. Eso en lo que sea que creas, que está por encima de todo lo que conoces.
Esa fuerza espiritual que nos acompaña, que nunca nos dejará caer, que hace posible lo que para nosotros es imposible…
Que nos permite mantener la esperanza real y que nos da la fortaleza para seguir adelante. Entregar nuestra vida y nuestra voluntad en manos de ese Poder Superior.
Esto nos dispone a creer y tener la plena confianza. Confianza que será Él quien nos guíe por el camino y el propósito que tiene destinado para nosotros, será nuestra guía espiritual.
Pero no sólo eso es suficiente. A nosotros nos quedan muchas cosas por hacer. Y esto es tener la determinación de comenzar un proceso de transformación personal y espiritual.
No podemos pretender obtener resultados distintos cuándo seguimos siendo los mismos y actuamos de la misma manera.
Hay que moverse, actuar. Salir de esa zona de confort en la que nos sentimos seguros. En la que nos resignamos a lo que tenemos y en la que nos quedamos por miedo o por apatía.
Para obtener cosas diferentes para nosotros tenemos que hacer cosas diferentes, es una ley básica. No podemos obtener resultados distintos haciendo lo mismo.
Es imposible hacer una torta de chocolate usando la receta de la torta de vainilla. Así de simple, es necesario cambiar algunos ingredientes y variar el procedimiento para hacerla.
De esa misma forma funciona para nuestra vida. En esos momentos donde nos sentimos atrapados y que ya no podemos más lo que debemos hacer es identificar nuestras emociones.
Saber qué es lo que realmente estamos sintiendo. Tristeza, rabia, dolor, decepción… Una vez identificado, aceptar eso que sentimos.
Al aceptar el sentimiento lo validamos. Permitámonos sentirlo, porque es parte de nuestro crecimiento para luego dejarlo ir.
Hay que soltarlo y dejar que pase, descargarnos de eso que tuvimos dentro pero que ya soltamos para levantarnos y avanzar.
El dolor es un sentimiento válido y es necesario para que podamos crecer. Lo que no podemos aceptar es el sufrimiento. Esa es una decisión, al igual que amar.
Sufrimos porque así lo deseamos. Porque nos regodeamos en ese dolor y no aceptamos que las cosas son como son y que no existe nada que podamos hacer para cambiarlas.
Nos hacemos presa de nuestro ego para auto-compadecernos y para hacernos víctimas de las circunstancias. Y no aceptar y enfrentar nuestra responsabilidad en lo que está sucediendo.
Hace poco leí una frase que se quedó grabada en mi mente:
“Tendríamos que dejar de echarle la culpa a la gota que rebasó el vaso y hacernos cargo de la comodidad con que dejamos que se vaya llenando.”
De esa misma forma, debemos dejar de culpar a los demás, a las circunstancias y a la mala suerte por lo que sucede.
Esto es como una excusa para sumergirnos en el más profundo sufrimiento que nos hace incompetentes para trabajar en la restauración de nuestra vida.
Sí, es verdad y es posible que nos duela una separación, la pérdida de un ser querido o de un trabajo… El fracaso de un negocio o el no poder alcanzar el proyecto deseado.
Es normal que nos sintamos derrotados y afligidos. Es una pérdida y por lo tanto sentiremos y deberemos pasar por un duelo para superarlo.
Ese es el proceso correcto. Para algunos durará más que para otros, en cada persona es distinto. Pero lo que no podemos permitir es quedarnos estancados en ese duelo.
Si es algo que nos supera, es necesario buscar las herramientas necesarias para superarlo. Terapia, ayuda psicológica o psiquiátrica, grupos de apoyo, grupos de doce pasos, un coach o un mentor espiritual…
Son muchas las alternativas disponibles para hacerlo. Lo verdaderamente importante es que nos hagamos cargo de hacerlo, de querer salir de allí y que nos sintamos comprometidos con ello.
Debemos entender que nada ni nadie nos rompe el corazón. Eso lo hacemos nosotros mismos al intentar meterlo en un lugar donde no hay espacio para él.
Suena trivial y duro de comprender, pero realmente es así. Somos nosotros los que decidimos sufrir por lo que nos sucede.
Porque no aceptamos que todo lo que pasa ya está escrito y destinado para nosotros. Es resultado de nuestras acciones y que todo tiene un propósito.
Y nuestra responsabilidad es identificar y entender el para que de eso que nos sucede, para que podamos aprender y crecer emocionalmente con lo sucedido.
La vida es eso, una constante evolución. Nadie se queda estancado, inalterable. De alguna u otra forma siempre estamos cambiando.
Así no lo aceptemos, cada mañana somos distintos, ya no somos los mismos que nos quedamos dormidos la noche anterior.
Toma conciencia y levántate, sigue adelante que la vida se trata de eso, de continuar el viaje.
“Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.”
Isaías 41: 10
Por Leidis Luis
https://sueltalacodependencia.wordpress.com
https://www.facebook.com/sueltalacodependencia
Excelente artículo, como siempre me ayudó a renovar mi fe y mi esperanza. Tengo una duda. En el matrimonio, los acontecimientos de uno afectan invariablemente al otro. Qué pasa cuando yo espero algo muy especial, y mi marido, insiste en hacer afirmaciones en sentido contrario. Hablo de nuestro negocio, yo busco prosperidad y él sólo subsistir sin tener deudas. Dice “No quiero que nunca nadie toque a mi puerta, para reclamarme nada, con eso me conformo” Hace tiempo que sólo pagamos cuentas. Y nadie nos reclama nada. Le digo que se enfoqué en otras cosas, tener más que sólo para las cuentas….y se enoja, que soy ambiciosa, que la plata sólo trae problemas, que la plata no hace la felicidad, la plata es para gastarla..bueno, todas las afirmaciones negativas archiconocidas. Mucho les agradeceré una respuesta. Gracias.
Hola, Cesé! Enfócate sólo en los aspectos positivos de tu marido respecto al dinero. Y si te es posible, dialoga con él para llegar un acuerdo entre lo que tú quieres y lo que él quiere. Siempre hay un punto medio al cual pueden llegar, por ejemplo, juntar determinado dinero para tomarse unas vacaciones, o comprarse un electrodomestico específico. Éxitos!