SEXTA TÉCNICA DE RELAJACIÓN
El principal objeto de este ejercicio es distribuir los círculos magnéticos para ayudar a avivar la médula espinal extendiéndose por este medio el radio del pensamiento y capacitando para coordinar con más lógica y en virtud de la actividad de las células cerebrales llegar a tener conciencia perfecta de que se es uno con Dios y la naturaleza.
Arrodíllese detrás del respaldo de una silla doblando las dos rodillas simultáneamente. No se ha de caer sobre las rodilías sino bajarías suavemente. La silla se ha de colocar a unos tres pies de distancia, de modo que alargando los brazos se puedan asir los montantes laterales del respaldo de la silla, uno con cada mano. Las manos y el cuerpo han de estar laxos, la columna vertebral firme y los ojos deben mirar a un punto obscuro, como en los primeros ejercicios.
Despues de practicar la respiración preliminar, inhálese plena y profundamente, al propio tiempo asiendo con más fuerza a los montantes de la silla, inhálese durante el mayor tiempo posible, sin esfuerzo ni molestia. Reténgase el Aliento todo lo que se pueda con facilidad conservando las manos fuertemente asidas a la silla; al exhalar gradualmente, aflójense las manos por completo. Practíquese este ejercicio por espacio de tres minutos tres veces al día y nunca más de tres veces al día. Este ejercicio puede practicarse por la noche antes de acostarse.
No debe preocupar la sensación especial que se percibe que partiendo del ombligo se corre por la región espinal hacia la cabeza y también baja a las extremidades inferiores. Esta sensación la produce la generación de energía eléctrica del sistema nervioso y la sensación como un ligero soplo que se siente en el cuerpo es producida por los círculos magnéticos al emanar de lo más íntimo del alma.
Este ejercicio produce excelentes resultados; calma y tranquiliza la mente y la hace accesible a los placeres más elevados y esto pueden experimentarlo los que lo practiquen. Este ejercicio no debe practicarse con exceso, ni ninguno de los otros. No debe creerse que “cuanto más mejor”. Es un ejercicio de gran potencia y debe guardarse alguna precaución. Tan pronto como se note que la silla se mueve y que las rodillas tienen tendencia a levantarse, suspéndase el ejercicio por aquel día. Para el desarrollo de las funciones cerebrales no es conveniente practicar este ejercicio más de lo prescito.. Las virtudes curativas de este ejercicio no tardan en hacerse esperar. De una manera uniforme y gradual se consigue mayor comprensión y más amplio criterio, lo que antes era incomprensible se llega a descifrar fácilmente y se vislumbra, que no existe nada que no pueda llegar a explicarse. Se comprende que los sentidos, antes de desarrollarse, nos han conducido a una errónea interpretación de todas las cosas, tanto humanas como divinas; que el sol no es un globo de fuego como creíamos, sino un astro que no tiene más luz que la necesaria para sostener las condiciones de su propio sistema planetario. Se comprende que nuestro planeta es una luz en sí y que “Yo soy la luz del mundo”.
Al colocarse en la posición descrita para practicar el presente ejercicio deben alejarse todas las ideas de la mente; olvídese todo, hasta el nombre de Ga-Llama y el de Aliento; atiéndase solamente al ritmo de la respiración y por vez primera se sentirá el encanto de un mágico poder interior que subyuga y repitiendo el ejercicio se llegará a sentir un suave ardor y una sensación de vida nueva y más adelante aparecerá una luz maravillosa; la luz del alma que ilumina la mente, conforta el corazón y deja en éxtasis los sentidos, llegando a un grado de grandeza que no puede expresarse con palabras y así se seguirá adelantando en un plano de progreso que no tiene fin porque es eterno.
El primer ejercicio se ha de practicar por espacio de tres minutos tres veces al día; tres por la mañana, tres al medio día y tres antes de ponerse el sol. Total nueve minutos diarios a los que difícilmente podría dársele mejor empleo ni propósito que el de crearse una vida nueva y mejores medios para dirigirla. Este ejercicio no debe practicarse hasta una hora después de haber comido. Téngase presente que antes de empezar a practicar el ejercicio propiamente dicho, se ha de desalojar el aire de los pulmones por completo. Esto se consigue con más facilidad practicando un pequeño ejercicio preliminar. Empiécese por hacer unas inhalaciones y exhalaciones de corta duración, seis o siete veces sucesivas; la última exhalación debe ser larga y debe dejar los pulmones vacíos; seguidamente puede practicarse el ejercicio conforme a las instrucciones dadas.
Por estos medios, paso a paso, se alcanzará larga vida, salud perfecta, claro entendimiento y todo cuanto hace la vida interesante y digna de vivirse.
Fuente: www.mazdeen.com