Te damos la bienvenida al Anexo VI de este Tratamiento Metafísico para la Prosperidad. ¡Deseamos que lo disfrutes a pleno!
El Temor a la Vejez
En conjunto, este temor surge de dos fuentes. En primer lugar, del pensamiento de que la vejez puede traer consigo la pobreza.
Y en segundo término, siendo ésta la fuente más común, a partir de enseñanzas falsas y crueles del pasado.
Que se han mezclado demasiado bien con “fuego y azufre” y otras ideas diseñadas con gran astucia para esclavizar al hombre a través del temor.
En el caso del temor básico a la vejez, el ser humano tiene dos razones muy sanas para su aprensión.
Una surge de la desconfianza hacia sus semejantes, que pueden arrebatarle todas sus posesiones mundanas, y la otra surge de las terribles imágenes que hay en su mente acerca del “más allá”.
La posibilidad de la mala salud, que se incrementa a medida que la gente envejece, contribuye asimismo a este temor tan común a la vejez.
El erotismo también entra a formar parte del temor a la vejez, ya que a ningún ser humano le agrada la idea de ver disminuida su atracción sexual.
La causa más común de temor a la vejez va asociada con la posibilidad de la pobreza.
“Asilo” no es una palabra muy agradable. Produce un escalofrío en la mente de toda persona que afronta la posibilidad de tener que pasar los últimos años de su vida en una casa de beneficencia.
Otra causa que contribuye al temor a la vejez es la posibilidad de perder la libertad y la independencia, ya que la vejez puede traer consigo la pérdida de la libertad, tanto física como económica.
Síntomas del Temor a la Vejez
Los síntomas más comunes de este temor son:
Inactividad
La tendencia a reducir la actividad y a desarrollar un complejo de inferioridad en la edad de la madurez mental, hacia los cuarenta años, con la falsa creencia de que uno se descuida a causa de la edad.
La verdad es que los años más útiles del ser humano, tanto mental como físico, son los comprendidos entre los cuarenta y los sesenta.
Lástima
El hábito de hablar de uno mismo como pidiendo disculpas por “ser viejo”, sólo porque se han alcanzado los cuarenta o cincuenta años, en lugar de darle la vuelta a esa regla y expresar gratitud por haber alcanzado la edad de la sabiduría y la comprensión.
Letargo
El hábito de matar la iniciativa, la imaginación y la confianza en sí mismo al creer falsamente que se es demasiado viejo para ejercer esas cualidades.
Pende-viejo
La costumbre de la persona de cuarenta años que se viste con el propósito de intentar aparecer más joven, y que actúa con las formas afectadas de los jóvenes, inspirando con ello el ridículo, tanto en los amigos como en los extraños.
