La voz que no tiene límites es propia de una persona libre y feliz ¡Así me siento! Mi pregunta ahora es: ¿Cómo te sientes tú?
Alguna vez, leí un texto que hablaba sobre lo qué no decimos. Pero pensé ¿Y si en vez de pensar en lo que no expresamos me detengo en lo que sí? Entonces decidí reescribirlo desde otro punto de vista:
“Lo que decimos nos alivia”
¿Sabes qué se siente cuándo las palabras son utilizadas?
¿Cuándo haces lo que quieres hacer?
¿Cuándo dices lo que quieres decir?
¿Y cuándo te permites sentir y te expresas libremente?
Nos gustaría que lo que decimos quede en el recuerdo, qué liberemos nuestro cuerpo de todo lo que guardamos.
Que nuestra alma quede liviana al vaciarla con palabras agradables que serán escuchadas por los demás.
Si lo decimos, dormimos bien y no nos duele la garganta. No existirá la nostalgia, ni el destiempo, no habrá lugar para deudas ni asignaturas pendientes.
No nos sentiremos insatisfechos, tristes ni frustrados.
Estamos transitando los últimos días del año y no pude evitar recordar momentos, personas, mascotas, experiencias vividas (las buenas y también esas que dejaron una gran lección).
Este año se abrieron varias puertas que tienen que ver con mi profesión, para ello, hizo falta que cerrara otras.
Entonces, me encontré, me conocí, me acepté, me amé y principalmente logré sentirme satisfecha conmigo misma.
Siendo quién soy y rodeándome de personas con los mismos valores, que quiero y me quieren. ¿Qué puertas cerraste y cuáles abriste durante este año?
Piénsalo bien… Quizás, si aún no lo hiciste, baste un momento de reflexión, decisión y coraje para que la magia ocurra.
Tú tienes el valor que necesitas para lograr todo lo que te propongas. Anímate, se tú mismo, cree en ti y sólo hazlo.
¡Te deseo una muy feliz Navidad y un próspero Año Nuevo!
¡Hasta el próximo año!
Por Dana Plaza
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