Gracias al Lenguaje Corporal de las Manos podemos expresar las emociones más profundas y nuestro estado de ánimo, ya que permiten descubrir lo que sucede en la intimidad de nuestra vida.
Si alguien está alegre y satisfecho con su vida y con lo que hace, sus manos expresarán emociones que las mismas palabras no alcanzan a decir.
De la misma manera, quien vive mal consigo mismo, insatisfecho y descontento y con baja energía, sus manos pondrán al descubierto las emociones negativas y los pensamientos que dominan su mente.
Para saberlo, bastará observar si nuestras manos, o las de quienes nos rodean, están abiertas o cerradas.
Manos Abiertas, Manos Cerradas
Es un recurso simple para entrar a observar qué tenemos dentro de nosotros mismos y conocer qué pensamientos pueden estar dominando la mente de los demás.
Así, las manos abiertas expresan la disposición a dar y ofrecer con generosidad. Aún el que pide no abre sus manos, simplemente las encorva para que alguien se las llene.
Por eso, es difícil estar en armonía consigo mismo y al mismo tiempo mantenerse con las manos cerradas y rígidas.
A diferencia de la rigidez de las manos cerradas, las manos abiertas muestran la capacidad para ofrecer y dar sin mezquindad.
Cerrar las manos es entrar en tensión; abrirlas es como empezar a calmar ansiedades y molestias y abrir la mente y el corazón al mundo que nos rodea.
Las Manos y las Emociones

Un ejercicio saludable mientras estamos caminando, hablando con alguien o viajando, es mirar nuestras manos y las manos de los demás. Si se tienen abiertas o cerradas.
El hombre generoso, sencillo y modesto muestra manos capaces de dar y servir a los demás. Son manos flexibles y firmes que manifiestan una voluntad decidida y enérgica, capaces de acariciar.
El hombre egoísta, vanidoso y ambicioso, en cambio, muestra manos inquietas y nerviosas cuando cae en estados de ira y susceptibilidad. De allí que sus manos no son firmes, sino rígidas e incapaces de ofrecer una caricia sincera.
Por eso, habría que observar y recordar al final del día cuántas veces y en qué circunstancias tuvimos las manos abiertas o cerradas y si prevaleció una sobre la otra.
Para ello, bastará recordar cómo nos sentimos en los diferentes momentos del día, qué emociones nos hicieron sentir preocupados.
Si tuvimos momentos de ira y molestias o, por el contrario, si pasamos instantes de alegría y confianza en lo que somos y hacemos.
Este ejercicio, practicado diariamente, permitirá acercarnos a nosotros mismos y comprender mejor nuestros estados anímicos y emocionales.
Será una forma de abrir nuestras manos para que también nos conozcan y comprendan tal como somos y sin apariencias.
¿Qué has aprendido acerca del Lenguaje Corporal de las Manos? Por favor, déjanos tu comentario 🙂
Te invitamos a seguir leyendo “El Significado del Lenguaje con las Manos”.
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