No sabía el poder curativo que posee la sonrisa, hasta que lo hice cuando no me sentía del todo bien. Fue cómo una varita mágica que se posicionó en mi rostro, mi mente y mi corazón. Todo cambió…
¿Te ha pasado que te digan “Sonríe” para sacarte una foto o que automáticamente tú lo hagas? Porque los ojos son la ventana del alma y la sonrisa es la puerta de la felicidad. Por eso, en los retratos de momentos felices, que quedan plasmados en el tiempo, se la visualiza en el rostro de cada sujeto.
En días difíciles o tristes, es complicado encontrar las fuerzas para sonreír, pero si te esfuerzas verás que algo que parece insignificante se torna muy positivo para nosotros mismos e incluso para los demás.
Si nos sentimos frustrados, tristes o enojados, estamos transmitiéndolo desde adentro hacia fuera, es decir, lo exteriorizamos.
Entonces, ¿Por qué no pruebas sonreír en vez de llorar, reír en vez de decir groserías o tener pensamientos negativos?
¿Cuántos de nosotros hemos tenido momentos en que ni nosotros mismos nos aguantábamos? ¿Quieres volver a pasar algo así otra vez? ¿Heriste a alguien con esa actitud? O mejor dicho ¿solucionaste algo?
Recuerda que, aunque difieras del resto, puedes aplicarlo en días de mucho calor, trabajo, estrés, ante faltas de respeto o incluso agresiones verbales.
¿Cómo? Brindando lo contrario a lo que estás recibiendo, es decir, revirtiéndolo tú mismo. También puedes llegar a enamorar con este gesto. ¿Quieres intentarlo?
Cuándo voy caminando por la calle pienso en algo que me haga sonreír: en las personas que elijo para que forman parte de mi vida y me hacen bien; en lo que tengo más allá de lo material, que no me pertenece pero ayuda a mi bienestar general; en la vida en sí misma que me está regalando esté día maravilloso, único e irrepetible.
Lo valioso que hay que rescatar de cada jornada es que estamos vivos y siempre actúa con respeto, bondad, sinceridad y paciencia ante todo.
La gente positiva tiene más probabilidades de vivir que una persona que no lo es, además poseen un magnetismo enorme a la hora de relacionarse con los demás, son capaces hasta de curarse de enfermedades terminales por la fuerza de sus pensamientos saludables y desprenden una chispa que contagia y ayuda incluso a la autoestima.

Así Funciona el Efecto Sonrisa
Los expertos han constatado que sonreír con frecuencia nos hace objetivamente más felices y activa regiones cerebrales relacionadas con los afectos positivos y las recompensas, como el lóbulo temporal del hemisferio izquierdo.
Por añadidura, una prueba realizada con 167 estudiantes de la Universidad de Kansas demostró que cuando practicaban una sonrisa sincera y, a la vez, llevaban a cabo alguna actividad estresante, como meter las manos en agua muy fría, registraban una actividad cardiaca más lenta.
Por si cabía alguna duda, los psicólogos estadounidenses LeeAnne Harker y Dacher Keltner se las ingeniaron para rastrear los efectos a largo plazo de las actitudes risueñas ante la vida.
Su idea fue espectacular: analizar las fotos de mujeres en el anuario de su universidad, cuando tenían veintiún años, y compararlas con otras realizadas a lo largo de las siguientes tres décadas. Así pudieron cotejar el grado de sonrisas francas con los rasgos reales de personalidad en las retratadas.
Conclusión: quienes parecían mostrarse más contentas cuando posaban lo estaban de verdad, pues generalmente puntuaban alto en bienestar psíquico y satisfacción marital.
En 2009, una investigación complementaria constató que al contrario también había una clara correspondencia: a más gestos hoscos durante la juventud, más divorcios en la edad madura.
Nos vemos más bellos cuando sonreímos y la existencia se torna más llevadera.
Nada es imposible, ¡Inténtalo!
Y recuerda: ¡Sonríe!
Por Dana Plaza
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