Los mensajes del pensamiento son ayudados por el inconsciente. Conoce más sobre ello en este completo artículo!
Mensajes
Los mensajes generalmente llegan a destino, todo queda en manos ahora, de su receptor.
No es lo mismo hablar con alguien que sabe escuchar, a que hablar con alguien que no le importa lo que decimos, sobre todo cuando lo que se comunica es de carácter urgente.
Sí, mensajes hay y muchos, mensajes de e-mail, de whatsapp, de redes sociales, y mensajes del pensamiento.
Tiene por seguro que este último, no va a enviar un mensaje si no es necesario. Esas frases diarias que nos envía, las leemos… pero no sabemos qué hacer con ellas.
Seguramente, si nos llegan de los otros mensajes, nos tomamos el tiempo de leerlo, analizarlo y responderlo “a tiempo”. ¿Por qué?… porque es real, es tangible.
No nos enseñaron a leer lo intangible, pero real también. Comunicarnos con nuestro organismo, con nuestro ser. A saber analizar lo que nos quiere decir, y por qué lo hace.
Hablábamos de que responder “a tiempo”, es importante, pero es trabajoso.
Tal vez porque respondernos a nosotros mismos a tiempo, influye en cambiar cosas, formas de ser y costumbres, para “permitirnos” volver a escucharnos como cuando éramos niños…
Sí, justamente, nuestra mente para ello quiere comunicarse, para lograr que hagamos los cambios necesarios para que “seamos más felices”, solo eso.
A veces, creemos que nuestro propio organismo es nuestro enemigo, lo acallamos, hacemos oídos sordos a lo que solicita.
Y ahí está… todo igual o cada vez peor, nuestra salud y nuestra sonrisa arrinconada. No nos escuchamos. Bien, sí, es claro. ¿Quién soy yo, mi propio enemigo? Podría ser.
Bueno si lo pensamos un momento, no nos enseñaron eso en la escuela. Ese tema de escucharse uno mismo.
Saber qué me gustaba, allí nadie me hizo esa pregunta. Debió haber una materia dedicada a ello, como mínimo.
Y si en casa tampoco éramos muy escuchados, bueno es obvio. Como reacción de autodefensa es lógico que me acallara. Por suerte, ya somos grandes y podemos liberarnos de todo eso.
Dar rienda suelta a ser, ser ahora sí lo que deseamos… vivir, ser felices como unos niños muy pequeños que solo sueñan y hacen, sin preguntarse… ¿Estará bien? ¿Puedo ahora?…
Así que, cuando tu pensamiento te envíe ese mensaje, tómalo como un mensaje que te envía tu mejor amigo/a, y responde con prontitud, seguramente te beneficiarás…
Si se trata de un don que tienes guardado, un miedo escondido, o lo que fuese, ese amigo lo sabe y te lo recordará siempre, porque es urgente…
En nuestro organismo no pueden quedar archivos abiertos, ni muy pesados.
Saltará el aviso eternamente sino tomamos riendas en el asunto. La felicidad viene cuando vivimos en paralelo con nuestra mente y corazón. Te dejo la consigna, sé un niño cuando puedas, solo sé feliz.
Autora: Natalia Fel