¿Cómo sé si es Amor Verdadero lo que siento? Conoce esta y otras respuestas en este profundo artículo.
El Amor Verdadero No se Piensa, se Siente
Si te quedara un sólo día de vida. Y tuvieras que elegir una persona con la cuál pasarlo, ¿cómo sería y qué valores tendría que tener?
Esta respuesta es para que evalúes internamente cuáles son las virtudes qué te gustan en los demás. E identifiques qué cualidades eliges a la hora de compartir con otro el resto de tus días.
Nuestro tiempo es lo más valioso que poseemos y lo mismo sucede cuando alguien nos brinda el suyo.
Es importante cada vivencia e individuo que conocemos y con el que seguramente asimilamos algo nuevo y enriquecedor (aunque al principio no parezca así).
Estuve leyendo libros, rebobinando mentalmente la película de mi vida, viendo fotos viejas, remontándome al pasado una y otra vez. Y descubrí que había algo inconcluso que me estaba deteniendo.
No se trataba de buscar culpables, era algo más lindo, más noble. Era un sentimiento que afloraba en lo más profundo de mí ser y que me había negado a sentir desde que apareció.
Tenía mucho miedo a sufrir y, por eso, prefería angustiarme sola, sin arriesgarme a saber qué pasaba del otro lado.
Porque era más fácil para mí permanecer en la zona de confort que exponerle todo lo que sentía a alguien que en realidad no conocía.
Ahí advertí que mi manera de relacionarme con los demás era unilateral, no me permitía armar relaciones de a dos. ¿Imposible no?
Con el pasar de los años, pude abrir mi corazón, detenerme a escuchar mi propia mente…
Fijarme en las reacciones de mi cuerpo y en lo que mi alma transmitía a través de mis ojos. De ellos a veces brotaban lágrimas y otras, sólo se reflejaban aires de tristeza.
Me di cuenta que lo que me caracteriza principalmente es mi sonrisa, las carcajadas fuertes, el brillo y la transparencia que transmite mi mirada.
Pero, ¿por qué estaba eligiendo ser diferente? Y la respuesta fue: desconfianza. Para mi una relación bilateral no era posible.
Lo que me unía a mis ex parejas era un intento de lograr amarlos a lo largo del tiempo. Aferrándome a ellos por no querer estar “sola” y lo que todo eso implicaba. Que era, nada más y nada menos, que hacerme cargo de mí misma.
La soledad no es mala, fea ni carece de sentido. Al contrario, en ella afloran la fortaleza, el coraje, la entereza y la sabiduría que poseemos y que, a veces, desconocemos.
Cuando utilizamos el tiempo para estar con nosotros mismos, éste nos sirve para valorarnos, entendernos y querernos. ¿Cómo vamos a amar a otros si no nos amamos primero a nosotros mismos?
Dios me dio la oportunidad de vivir y hacer real lo que tanto quería. Por fin alineé mi cuerpo y mi mente para estar dónde quería. Al lado de un hombre muy importante para mí que, esta vez, no era mi papá.
Sin embargo, para que esto sucediera tuve que optar. Yo había construido una relación de muchos años con quién fue mi gran compañero.
Pero cada vez que aparecía o veía a la persona en cuestión, sentía que mi relación se desmoronaba y comenzaba a flaquear.
No niego haberlo idealizado como el perfecto, el inalcanzable y después haberme dado cuenta que no era así.
Recuerdo la primera vez que descubrí cómo era….
Cuando conocí al chico imperfecto, con una vida que llevar a cuestas.
Haciéndose cargo de ella cómo podía, responsable de él mismo, con baja autoestima, miedo, sensible e inseguro hasta de sus mismas capacidades.
Lo observé de cerca. Noté la fuerza, la pasión y la energía que le pone a todo lo que hace y llegué a admirarlo en silencio…
No era nuestro destino estar juntos, elegimos distintos caminos, sin embargo, aprendí mucho con esta experiencia, crecí y hoy redacto estas palabras.
En un principio pensé que iba a ser una declaración de amor y cómo resultado terminé haciéndomela a mí misma: ¡Un reconocimiento de amor propio!
¿Cuántos de nosotros hemos aportado algo a una relación, en la medida que pudimos? ¿Sin importarnos si esa persona era o no nuestra pareja, amigo o compañero de vida?
¿Apostar y no ganar es perder? No, en el amor verdadero no se apuesta, no se gana ni se pierde. ¡En el amor se siente y se actúa!
A veces nos llevamos desilusiones y no obtenemos lo que queremos. Quedan lejos los caprichos en cuestiones sentimentales.
Lo que obtenemos a cambio son: momentos, abrazos, besos, mimos, halagos. También charlas, regalos, gestos lindos, sonrisas, alegrías.
Quizás momentáneos, pero los vivimos cuándo intervenimos y somos partícipes (no víctimas ni espectadores). Como escribí en otro escrito:
“Si hay algo que quieras decir, dilo. Si hay algo que quieras hacer, hazlo.”
Tuvo que dolerme el silencio para aprender que es responsabilidad mía hacerme cargo de lo que me pasa.
Entonces asimilé que el amor no duele, el amor no es el causante de ningún sufrimiento, era yo la que no me quería lo suficiente y no me sentía capaz de transmitirle a un otro mis sentimientos por terror al rechazo. Hasta que supe que yo misma me estaba rechazando.
¿Estudié Ciencias de la Comunicación teniendo problemas para relacionarme? Sí, ¿acaso el estudio me iba a dar un aprendizaje completo? No, sólo lo teórico, la experiencia se obtiene con la práctica.
Cuando te encuentres contigo mismo y aceptes que puedes fallar porque eres humano. Que vivimos en un mundo que no deja de moverse, de manera que las cosas pueden cambiar.
Reconozcas tus debilidades. Descubras tus errores y estés dispuesto a enmendarlos. Comenzarás a recibir lo mismo que das.
Elegirás estar dónde quieres y tendrás objetivos a corto, mediano y largo plazo. No querrás que nada más te detenga y principalmente no serás tú mismo el que lo haga.
El día realmente importante para mí fue cuando comencé a respetarme, valorarme y amarme de verdad.
Ahora elijo rodearme de gente que sienta lo mismo que yo: ¡Qué valgo mucho!
Por Dana Plaza
www.pasionyamorenletras.com.ar
¿Qué aprendiste sobre el Amor Verdadero? Por favor, déjanos tu comentario 🙂
Continúa leyendo “50 Afirmaciones y Decretos de Amor”.
Y Suscríbete a nuestro Canal de YouTube!
Una obra literaria convertida en una maravillosa reflexión. Excelente!
Excelente texto. Sentido, muy profundo!