Te damos la bienvenida al Día 12 de este Tratamiento Metafísico para la Salud. ¡Deseamos que lo disfrutes a pleno!
Introducción: Decretos y Afirmaciones Positivas
Lee en voz alta, entre 1 a 3 veces por día.
¡Yo (mi nombre y apellido) gozo de Excelente Salud y Soy Feliz!
¡Disfruto de una Salud Perfecta y vivo en constante Bienestar!
¡Creo Paz en mi Espíritu, Claridad en mi Mente y Salud en mi Cuerpo!
¡La Salud Perfecta es el estado natural de mi Ser!
¡Estoy rodeado de personas Saludables y Felices!
¡Estoy Feliz y Sano! ¡Vivo Feliz y plenamente!
¡La Vida sólo me pide Ser Feliz! Por eso…
¡Soy Muy Feliz, Aquí y Ahora!
¡Gracias, gracias, gracias!
Lecturas del Día
En las lecturas del Día 12 del Tratamiento Metafísico para la Salud aprenderemos a amarnos y a entrenar nuestra mente. ¡Que lo disfrutes!
El proceso de amarse a sí mismo
Tal como ya dijimos, no importa cuál sea el problema, el punto principal sobre el que hay que trabajar es amarse a sí mismo. Ésa es la “varita mágica” que disuelve los problemas.
¿Recuerdas las veces que te has sentido bien contigo mismo y con tu vida? ¿Recuerdas los momentos en que estabas enamorado, los períodos en que parecía que no tuvieses ningún problema?
Bueno, pues amándose a sí mismo consigue uno hacer aflorar tal caudal de buenos sentimientos y de buena suerte que termina sintiéndose como si bailara en el aire.
Amarse a sí mismo es lo que hace que uno se sienta bien.
Y es imposible que te ames realmente a tí mismo si no te apruebas y no te aceptas.
Aprobarse y aceptarse implican no autocriticarse por nada. Ya estamos oyendo las objeciones:
- ¡Pero si yo siempre me he criticado!
- ¿Cómo es posible que ese rasgo mío me guste?
- Mis padres (o mis maestros o mi pareja) siempre me han criticado.
- Entonces, ¿qué motivación tendré?
- Pero está mal que yo haga esas cosas.
- ¿Cómo voy a cambiar si no me critico?
Entrenar la mente
Autocríticas como las que anteceden no son más que ejemplos de cómo la mente sigue con su antiguo parloteo.
¿Ves cómo has entrenado a tu mente para que censure tus actitudes y haga que se resista al cambio?
¡No hagas caso de esos pensamientos y sigue adelante con el importante trabajo que tiene entre manos!
Volvamos a un ejercicio que ya hicimos antes. Mírate en el espejo y dite: “Me amo y me acepto exactamente tal como soy”.
¿Cómo te sientes al decir eso ahora? ¿Te ha resultado un poco más fácil, después de haber trabajado con el perdón?
Este sigue siendo el principal problema. La autoaprobación y la aceptación de uno mismo son las claves de los cambios positivos.
La buena salud —lo mismo que la prosperidad y la autoexpresión creadora— se inicia con el amor a uno mismo.
Ejercicio
Me acepto y me apruebo
Durante todo un mes, dite continuamente: “Me acepto y me apruebo”. Hazlo por lo menos trescientas o cuatrocientas veces al día.
No, no son demasiadas. Cuando te preocupas por algo, vuelves a acordarte de tu problema por lo menos otras tantas veces.
Deja que la frase “Me acepto y me apruebo” se convierta en un mantra, en algo que te dices y te repites interminablemente, casi sin pausa alguna.
Esta frase es infalible para hacer aflorar a la conciencia todo lo que uno mantiene sepultado en sus profundidades, y que se opone a esta afirmación.
Cuando asome un pensamiento negativo como, por ejemplo, “¿Cómo puedes aceptarte y aprobarte si eres gordo?”, o “¡Qué tonta que eres si te crees que eso sirve para algo!”, o simplemente “Eres un inútil”, o cualquier otro enunciado negativo, ése es el momento de asumir el control de tu mente.
No le des importancia al asunto. Considera esa idea como lo que es —otra manera de hacer que continúes viviendo en el pasado—, y dile amablemente: “Tú ya puedes irte; yo me acepto y me apruebo”.
Ya el sólo hecho de pensar en hacer el ejercicio puede traerle a la mente un montón de objeciones: “Qué tontería”, o “Eso no me parece posible”, o “Vaya mentira”, o “Es pura presunción”, o “¿Qué es lo que puedo aprobar de mí si estoy haciendo esto?”.
Déjalas pasar a todas. Esas ideas no son más que resistencias, que no tienen ningún poder sobre ti, a menos que decidas creértelas.
“Me acepto y me apruebo, me acepto y me apruebo, me acepto y me apruebo.”
Pase lo que pase, te digan lo que te digan, te hagan lo que te hagan, sigue repitiéndotelo.
De hecho, cuando puedas decirte eso sea cual sea la situación en la que te encuentres, sabrás que estás creciendo y cambiando.
A menos que se lo concedamos, las ideas no tienen ningún poder sobre nosotros; no son más que sartas de palabras, que no tienen absolutamente ningún significado.
El significado se lo damos nosotros. Nosotros decidirnos cuál es el significado que vamos a darles. Decidamos, entonces, pensar cosas que nos ayuden y nos apoyen.
Parte de la aceptación de sí mismo reside en liberarse de las opiniones ajenas.
Si alguien estuviera contigo y te dijera insistentemente “Eres un cerdo de color púrpura”, tú te reirías de esa persona, o te fastidiarías con ella y pensarías que está chiflada.
Sería muy improbable que te creyeras que eso es verdad. Y, sin embargo, muchas de las cosas que hemos decidido creer acerca de nosotros son tan disparatadas y tan falsas como ésa.
Creer que tu valor intrínseco depende de la forma de tu cuerpo es tu propia versión de creerte que eres un cerdo de color púrpura.
Con frecuencia, aquellas cosas nuestras que consideramos “malas” no son más que expresiones de nuestra propia individualidad. Eso es lo que tenemos de peculiar, lo que hay de especial en nosotros.
La naturaleza jamás se repite. Desde que existe este planeta, no ha habido dos copos de nieve idénticos ni dos gotas de lluvia iguales. Y cada margarita es diferente de todas las demás.
Nuestra huellas digitales son distintas y nosotros también. Estamos hechos para ser diferentes.
Cuando podemos aceptar que es así, ya no hay competición ni comparación. Tratar de ser como algún otro es marchitarnos el alma.
Hemos venido a este planeta para expresar quiénes somos.
Cierre: Tratamiento de Sanación Interior
Relee este tratamiento varias veces por día.
En la infinitud de la vida, donde estoy, todo es perfecto, completo y entero.
Mi vida es siempre nueva.
Cada momento de ella es nuevo, fresco y vital.
Para crear exactamente lo que quiero, uso mi pensamiento afirmativo.
Hoy es un nuevo día. Yo soy un yo nuevo.
Pienso, hablo y actúo de manera diferente.
Los demás me tratan de manera diferente.
Mi nuevo mundo es un reflejo de mi manera de pensar nueva.
Es un jubiloso deleite plantar nuevas semillas porque sé que de ellas brotarán mis nuevas experiencias.
Todo está bien en mi mundo.
Agradecido