¿Alguna vez te has encontrado en una situación en donde, a pesar de querer, no has podido decir que no y te has preguntado por qué es difícil?
Ahora mismo estarás recordando aquella boda, bautizo o cumpleaños que has asistido y que tenías claro que bajo ningún concepto lo harías.
La dificultad para decir que “no” es algo normal y adaptativo en su justa medida.
Si siempre decimos que no, seguramente tendríamos problemas interpersonales, la mayoría de las veces no llegaríamos a conectar con la gente y eso nos pasaría factura.
Si siempre dijéramos que sí, nuestros deseos se verían postergados y dependeríamos de satisfacer los deseos del otro.
¿Por qué no sabemos decir que no y nos es difícil?
Los motivos pueden ser varios, por ejemplo para evitar conflicto, para no hacer sentir mal a la otra persona, por querer ser aceptado…
Cuando hacemos algo que no deseamos, debemos afrontar las consecuencias que esto conlleva.
Tenemos que parar y reconocer cuáles son nuestras necesidades, cuál es verdaderamente nuestro deseo y nuestra prioridad.
Se trata de tenernos en cuenta, de respetarnos, y este punto es importante para nuestro desarrollo personal y autoestima.
Cuando una persona no sabe decir que no, se ve forzada a adaptarse constantemente a personas o situaciones y la consecuencia, muchas veces, es perder de vista el propio deseo.
Decir que no es un modo de protegernos.
Muchas veces, detrás de este miedo a decir que no, está el temor a la pérdida del vínculo, del amor de esa persona y, para evitar que esto pase, nos sacrificamos, cedemos y somos “buenos”.
Pero la bondad no pasa por ahí. En todo caso, lo que hay que hacer es valorar los deseos del otro, pero no ponerlos por encima de los nuestros.

¿Pero cómo decir no sin dañar una relación?
La respuesta es siendo asertivo. Ser asertivo es sostener la propia voluntad pero no intentar imponerla al otro, implica defender el propio territorio sin invadir al ajeno, ser abierto y franco: “Esto es lo que siento y lo que pienso”.
La asertividad es la mejor manera de cuidar nuestra autoestima y de mantener relaciones autenticas y sinceras.
Cada uno puede desarrollar su manera de ser asertivo, pero siempre hay que contar con los 3 ingredientes básicos:
- Sinceridad
- Claridad
- Firmeza
Por suerte, no es un don con el que se nace o no, podemos aprender y entrenarnos en esta habilidad.
Expresar nuestros sentimientos, defender nuestros derechos, es realmente reconfortante. Cuando dices lo que quieres, vives más feliz y abres un abanico de oportunidades hacia una vida llena de éxitos.
Hebe Casarotto Bullones
hebepsicologia.blogspot.com
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