¿Qué es el sentimiento de culpa? Poseemos, generosamente hablando, un 5% de conciencia y un 95% de subconsciente. Por esta razón, no podemos decir que todas nuestras decisiones son conscientes y libres.
Sin duda alguna, este mayor porcentaje se compone de nuestra programación. Desde que estamos en el vientre y hasta los tres años, estamos en un estado delta, de hipnosis. Por esa razón, sólo grabamos todo lo escuchado, visto y vivido. Todo tiene su base en culpas y pecados…
El origen de la culpa
Nacemos culpables, ya que llevamos el sello de venir del pecado original. De lo enfadado que está Dios con los humanos, desde Adan y Eva, y cómo los expulsó del paraíso. Debo hacer mucho para demostrar que soy buena persona y ser aceptada. Así nos van forjando y castrando.
El dinamismo de la culpa
Para aliviar el sufrimiento de la culpa, usamos el sacrificio, ya que inconscientemente debemos pagar. “¿Así me pagas después del sacrificio que yo hice por y para ti?”
Creamos deuda por los supuestos favores que, algunas veces, nunca quedan saldado. Luego hacemos muchas cosas que no queremos, sólo para que nos vean buenos y nos acepten y, si no obtengo ese resultado, se lo endoso al otro.
Ahí aparece el ego, experto en no hacerse cargo y culpar al otro. Sólo es un contra ataque por la gran culpa que tenemos gravada.
Las adicciones más comunes
El sacrificio:
Si amas, tienes que sufrir y sacrificarte, sino no amas de verdad. “Yo sacrifiqué mi vida por ti y tú pasas de mí”
Crear deuda, estas personas buscan con quien proyectarse para no morir en la desesperación que les provoca la culpa y la necesidad de sacrificio.
La manipulación:
Sus favores quieren que se computen para no sumar más culpas. Para no entrar en colapso emocional, van al pasado a buscar qué subir a la balanza y equilibrar el error.
“Tampoco es para tanto, tú millones de veces me lo has hecho y yo te lo he perdonado”. Crear culpa en el otro hace dominar su voluntad.
Las disculpas:
Se utiliza para crear pena, para ser merecedor de más paciencia, porque eso sería ser amado.
“Cariño, no volverá a suceder”… hasta la próxima. Así pasan años, dando pena y creando culpa si intentan terminar con esa relación.
El juicio:
Todavía se sigue haciendo sentir culpable a la víctima en una violación: “¿Qué hacía una niña de bien a esa hora?”, “¿Con esa ropa mostrando todo y no quería que la toquen?”
Los juicios es una de las maneras de alejarnos de los demás, del entender, respetar y aceptar sin enjuiciar.
Nos enseñaron a proyectar la culpa afuera y, a su vez, a acumularla. Cuando te sientes pecador, no odias tus pecados, sino a ti mismo. La culpa nos anula, paraliza y, con el tiempo, nos oxida. Nos convertimos en grandes enjuiciadores.
¿Cómo trascender la culpa?
- Siendo conscientes de nuestra programación.
- Dejar el juicio para no alimentar las culpas.
- Comprender. Nos haría caer en la realidad de que no había nada que perdonar.
- Abandonar el ego, que nos aleja de la madurez emocional.
Dejar de creer que todo lo que sentimos (culpa, resentimiento, fracaso, frustración, inferioridad, vacíos) es provocado por un agente externo. Y aceptar que está en nuestra programación familiar, social, credo o cultura. Yya no necesitaremos donde proyectarnos, pasaremos a prestar atención a todo lo que nos rodea para ver a esa programación y entender lo que nos produce.
Pasaremos a tener una vida más profunda, avanzaremos sin tanta carga emocional, disfrutando y dando gracias por despertar y ver la vida tan maravillosa, con toda su diversidad.
Autora: Mariana Pedrero