¿Cómo puedes hacer realidad un gran sueño?
Necesitas tener un elemento secreto, y cuando tengas ese elemento secreto, nada se interpondrá en tu camino. Ese elemento es un deseo intenso! Debes desear algo con todo tu corazón para manifestarlo. A menudo la diferencia entre aquellos que manifiestan algo y los que no, es el elemento del deseo. Cuando tienes un deseo ardiente por algo, enciendes un fuego en tu interior que atrae con una fuerza increíble. La ley de atracción es magnéticamente atraída por el elemento de fuego intenso en ti, y responde reuniendo todas las fuerzas universales para hacer tu sueño realidad.
Muy a menudo pedimos cosas porque creemos que nuestra vida será mejor con esas cosas, pero dentro nuestro no tenemos un inmenso deseo por ellas. Cuando no sientes ese inmenso deseo dentro tuyo, estás recibiendo la orientación de que eso no es algo que realmente deseas. Por tal motivo es tan importante tener claridad sobre qué es lo que realmente quieres con todo tu corazón, porque lo que realmente quieres con todo tu corazón es el mismo deseo que puedes manifestar rápidamente.
Cuando tu corazón está ardiendo con el deseo, atraerás las cosas que hay que hacer, encontrarás la visualización tan fácil, y encontrarás que es simple tener pensamientos positivos sobre tu deseo. Atraerás todas las cualidades que necesites, tales como fuerza, coraje, fe, perseverancia y una voluntad poderosa. Un deseo intenso enciende tu ser, produciendo una fuerza magnética que permite a la ley de atracción saltear todos los obstáculos físicos por ti y hacer tu sueño realidad.
Ve por tus sueños! No te engañes en tu vida con deseos mezquinos porque no crees que puedas vivir tu sueño. EL SUEÑO dentro tuyo es lo único del que tienes el mayor poder para crear, ya que tienes un inmenso deseo de él. Encuentra el sueño dentro tuyo – y hazlo realidad!
Esta es la historia de una joven de 18 años de edad – su sueño – y su deseo de hacerlo realidad.
De Rachael en Indiana
Cuando estaba en tercer grado, le dije a mi mamá que quería ir a la Universidad de Notre Dame. Recuerdo ir a los 13 años a reuniones acerca de lo que se necesitaba para entrar. Yo sabía todo lo que necesitaba y usé ese conocimiento en mi ventaja. Notre Dame no acepta a alguien sólo por conseguir una buena puntuación en el SAT, se necesita mucho más.
Le dije a todos los que hablaba, nuevos amigos y viejos amigos, que yo estaría asistiendo a la Universidad de Notre Dame. La respuesta fue casi SIEMPRE LA MISMA: «Wow, ¿no es esa la escuela difícil de ingresar? ¿No tienes que ser muy inteligente?» Me deseaban buena suerte en tono de «que realmente lo necesitaba». Nunca dejé que eso me influyera.
Antes de cada partido de fútbol, Notre Dame pasaba un anuncio en que mostraba a una niña agarrando «la carta» de su buzón. LLORABA CADA VEZ (porque yo podía SENTIR – con tanta intensidad – cómo me sentiría yo cuando llegué a ese día).
Cuando llegó el momento de solicitar el ingreso, estaba más estresada de lo que había estado alguna vez en mi vida, pero seguía deciéndole a la gente que iba a ir allí. A veces, un pensamiento se metía en mi cabeza diciéndome: «¿Qué pasa si haz estado diciéndole a todos que vas a estar allí y entonces no ingresas?» Cada vez que ocurría me detenía y decía: «NO, no voy a permitirme pensar eso pensamientos.» Y continuaba imaginando y sintiendo las sensaciones de volver a casa y ver la carta en la mesa.
El 28 de marzo de 2008, recibí una llamada de mi padrastro que me decía que yo tenía que volver a casa, «AHORA MISMO». Cuando llegué a casa vi la carta y sentí cada sentimiento que había sentido antes en mi mente – sólo que magnificados. La carta decía: «Bienvenida a casa».
Nunca he querido nada más en toda mi vida. Nunca he CONOCIDO algo más intenso. SUPE que Notre Dame era el lugar para mí, era mi casa (supongo que Dios, el Universo, sabía también).
Que la alegría esté contigo,
Rhonda Byrne
El Secreto… llevando alegría a billones
thesecret.tv / Traducción: Ley de la Atracción Positiva
El secreto
Siempre quise tener auto, desde que papá nos llevaba al colegio yo me imaginaba manejando uno. Ese pensamiento siempre estuvo presente.
Ciertas noches soñaba (esos sueños que parecen tan reales) que manejaba y que recorría calles, acelerando, frenando…realizando todas las maniobras correspondientes al uso de un automóvil. En esos sueños el color, el formato del móvil variaban pero la sensación de realidad fue siempre la misma: Yo manejaba mi auto.
Cada vez que algún conocido adquiría un auto, los felicitaba de corazón (siempre debe ser de corazón) y decía: Algún día yo tendré el mío.
Pasados los años y con algunos ahorros decidí comprar uno. Busqué, analicé costos económicos y encontré uno que resultaba conveniente, pero por esas cosas de «casualidad» la operación no pudo llevarse a cabo. Los motivos: desencuentros con el dueño, en los horarios que acordábamos ver el auto uno de los dos no podía, un par de cosas que no «cerraban»; así que desistí de comprar ese auto. Ya llegaría el adecuado.
Exactamente al día siguiente, encontré un aviso en internet: un auto que parecía viable estaba a la venta. Fui a verlo y mi sorpresa fue más que grata: Los dueños (dos personas excelentes) habían subido el aviso la noche anterior, yo era la primera persona que lo había visto. Debían venderlo de urgencia así que la operación se realizó de manera rápida. Cabe mencionar que el auto estaba en perfectas condiciones, no requirió ni supervisión técnica y era más nuevo que el anterior que había visto. El trámite de papeleo fue tan rápido que todo cerró de manera perfecta.
Hoy tengo mi auto, del cual estoy sumamente agradecida. Definitivamente era para mi. Gracias!!!
Hola, Ángeles! Gracias por tu Testimonio 🙂