Encontrar un/a compañero/a de vida no es tarea sencilla. Engancharse con el/la primero/a que aparezca, vista bien, te diga palabras lindas, te atraiga física o intelectualmente, te haga sentir mariposas en la panza, te cocine rico, haga locuras en la cama, te divierta, tenga una buena posición económica, posea bienes materiales, etc., no es lo más acertado para lo que realmente tú estás buscando.
El amor auténtico es algo muy profundo y serio como para tomárselo tan a la ligera. ¿Acaso te conociste en poco tiempo y tenías las cosas claras al nacer?
No. Porque todo lo que aprendiste y la experiencia que adquiriste, a lo largo de tu vida, necesitó de una madurez de parte tuya para que se llevara a cabo.
Entonces, si lleva un período prudencial saber lo qué uno anhela en diferentes ámbitos de la vida, ¿por qué darle tanto valor a quién recién estamos conociendo y nos hace sentir bien un rato?
Con esto no pretendo desvalorizar a nadie, ni pincharle el globo a la ilusión que puedes llegar a tener, sino ubicarlos en el espacio y tiempo real, que es hoy y brindarles un enfoque distinto, a la hora de mirar con los ojos del enamoramiento.
Primero tienes que amarte a ti mismo. Regla de oro, que quizás ya hayas leído o escuchado, para quienes quieren amar y ser amados.
Recién cuando valoras tu propio tiempo y hallas en la soledad una buena compañía, ahí es momento de preguntarte cosas tales cómo:
- ¿Estoy preparado/a para conocer a mi verdadero amor?
- ¿Qué sentimientos tendrían que surgir en mí cuando lo/a conozca y pase tiempo con él/ella?
- ¿Cómo me vería estando con esa persona?
- ¿Qué valores tendría que tener quién me acompañe el resto de mi vida?
- ¿Estoy dispuesto/a a tomar el compromiso que implica una relación formal?
- ¿Por qué?
A veces, el no detenerse a reflexionar solo, sobre qué tipo de sujeto quieres encontrar y conocer, para construir una vida en común, te generará un malestar y sentimientos negativos en ti mismo de los que querrás desprenderte enseguida.
Pensarás que el amor es sinónimo de tristeza, abandono, traición, malestar, obligación, descontento, llanto, pánico, depresión, etc. Y la realidad es muy diferente.
¡El amor es el sentimiento más hermoso que puede existir y que puedes experimentar! Sin dudas, quién alguna vez lo sintió no podrá expresar con palabras lo que significa.
Es tan grande la emoción y la alegría que produce que no se puede transmitir fácilmente. Tienes que vivirlo en cuerpo y alma, para que te des cuenta lo que representa efectivamente el amor.
¿Cómo se logra?
Dejando de soñar con ideales y gente sin imperfecciones. No gastar más energía en quejas, excusas, miedos, rabietas, enojos, caprichos, ofensas y autocríticas.
Conociéndote a ti mismo profundamente, identificando tus defectos y potenciando tus virtudes. Saber que lo que no te guste de ti mismo y, lastime a los demás, puedes modificarlo.
Tienes el poder de transformarte e instantáneamente generar a tu alrededor un cambio positivo. Por eso quiero dejar en claro, mediante estas palabras, que el valor que guardas en tu corazón para lograr cada meta que te propongas lo posees.
Y la fuerza que te motiva a seguir adelante y ser parte de la relación que quieres está en vos porque ¡Tú eres amor! ¡Todos somos amor!
¡Y ahora, es momento de ir por tu compañero/a de vida!
Autora: Dana Plaza
Website: www.pasionyamorenletras.com.ar
¿Y qué ideas extraes sobre tu Compañero de Vida? Por favor, déjanos tu comentario 🙂